¿Qué mejor manera para una chica de recibir un masaje caliente que agarrar la polla del masajista? Sólo para tomarla en su boca. Y no pasa mucho tiempo entre estas dos acciones. Porque las hábiles manos del masajista encienden a la hembra que hay en ella, dispuesta allí mismo, sobre la mesa, a copular con él. Sólo un orgasmo y un chorro de semen pueden apagar este fuego. Y parece que el tipo lo consiguió: se corrió dentro de su vagina.
Por suerte para el tipo, ahora ha pasado de ser un pajillero a un semental. Ella, como mujer, apreciaba su dignidad, y como perra, no pudo resistir la tentación de tomar su pimienta en la boca. Ahora él azotaría a su mamá todos los días, y ella tomaría su semen en su mejilla. ¡Feliz día!
¡Cesura!)